Colapso en Tren Interurbano reaviva controversias sobre su construcción en México
Múltiples ajustes, irregularidades y cuestionamientos a la transparencia de su construcción marcan esta obra cuestionada.
El ambicioso proyecto del Tren Interurbano México-Toluca se encuentra inmerso en una vorágine de controversias. La última de ellas es la impactante caída de una pieza de construcción de más de 30 metros y 90 toneladas en su viaducto de concreto que, aunque no representó un accidente trágico, pone en tela de juicio la transparencia de la obra.
Inicialmente programado para su inauguración en abril de 2018 durante la administración de Enrique Peña Nieto, el proyecto ha experimentado múltiples ajustes de rutas y estudios adicionales. La decisión del presidente López Obrador de dar continuidad a la obra, a pesar de las inconformidades y procesos judiciales fue un tema muy controversial.
Tras el reciente accidente, la Secretaría de Obras y Servicios de la CDMX ha indicado que la constructora responsable es la trasnacional italiana Rizzano de Eccher. Sin embargo, la empresa no tiene ningún contrato firmado con el gobierno capitalino, según las plataformas de transparencia.
De acuerdo con los contratos de trabajo, la empresa mexicana Jaguar Ingenieros Constructores, fue adjudicada de manera directa con 493 millones de pesos para la construcción de la obra. Misma empresa que ha estado en múltiples escándalos de corrupción y fue inhabilitada por 15 meses y multada por falsear documentos para obtener contratos de construcción del Edificio Terminal del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
Aunque no hubo pérdidas humanas, la situación resalta la necesidad de abordar las causas fundamentales de los problemas del proyecto. Las irregularidades que han marcado su construcción plantean interrogantes sobre la gestión de contratos y la calidad de la supervisión gubernamental.