Supuesto dopaje chino escandaliza los Juegos Olímpicos de París

Los Juegos Olímpicos de París, que deberían ser recordados por la brillantez de atletas como la estadounidense Katie Ledecky y el francés Léon Marchand, quienes se destacaron por sus hazañas en la piscina, también quedarán marcados por un oscuro episodio: el escándalo de dopaje que involucra al equipo de natación chino. Mientras Ledecky se consagraba como la nadadora más condecorada de todos los tiempos y Marchand iluminaba a su nación con cuatro medallas de oro, 12 medallas chinas están ahora bajo escrutinio, manchadas por sospechas de dopaje.

La controversia estalló cuando se supo que 12 nadadores chinos, que brillaron en París, habían dado positivo en controles de sustancias prohibidas, sin recibir ninguna sanción. Este hecho no solo mina la credibilidad de sus logros, sino que también plantea serias dudas sobre la integridad del sistema antidopaje global. Zhang Yufei, quien ganó seis de esas medallas, es uno de los casos más llamativos. Antes de los Juegos Olímpicos de Tokio 2021, ella y otros 22 nadadores chinos fueron encontrados con trimetazidina (TMZ) en su organismo, un medicamento para el corazón prohibido en el deporte debido a sus efectos para mejorar el rendimiento. A pesar de las pruebas, no se tomó ninguna medida disciplinaria contra ellos.

Las autoridades chinas atribuyeron estos resultados a una supuesta contaminación en la cocina de un hotel, una excusa que ha sido ampliamente cuestionada por expertos en dopaje y por la propia Agencia Mundial Antidopaje (AMA). A pesar de que la AMA exige sanciones provisionales y la divulgación pública de tales incidentes, nada de esto ocurrió. Este caso, gestionado con total discreción, apenas se dio a conocer a la junta directiva de la AMA a principios de este año, lo que ha generado aún más desconfianza.

Sin embargo, este no fue un incidente aislado. En años anteriores, tres de estos nadadores también dieron positivo en clenbuterol, otra sustancia prohibida. Los tres participaron en los Juegos de Tokio 2021 y en los de París, llevándose varias medallas sin que se les impusiera ninguna sanción, nuevamente bajo la justificación de contaminación.

La situación se agrava con las recientes revelaciones de que, en 2022, dos nadadores de élite chinos fueron encontrados con metandienona, un esteroide anabólico que acarrea una suspensión obligatoria de cuatro años. Aunque inicialmente fueron sancionados, las penas fueron revocadas bajo circunstancias poco claras, permitiéndoles competir en París. Una vez más, las autoridades chinas alegaron que la contaminación, en este caso proveniente de hamburguesas esteroides, fue la culpable, una explicación que ha sido recibida con escepticismo por investigadores y periodistas.

Ante la creciente presión, la autoridad antidopaje de China, conocida como Chinada, ha insistido en su postura de “tolerancia cero” hacia el dopaje. No obstante, la conducta evasiva y desafiante de los nadadores chinos en París, al ser cuestionados por periodistas, solo ha avivado las sospechas. Zhang Yufei, por ejemplo, defendió a su equipo cuestionando por qué los logros de nadadores chinos son puestos en duda, mientras que atletas como Michael Phelps nunca enfrentaron tales cuestionamientos. Sin embargo, la diferencia radica en que Phelps y otros grandes atletas jamás dieron positivo en controles antidopaje, a diferencia de varios miembros del equipo chino, que han sido absueltos en circunstancias poco claras.

La sombra del dopaje persigue a los logros del equipo de natación chino en los Juegos Olímpicos de París. Aunque algunos de estos atletas podrían haber competido limpiamente, sus victorias están marcadas por la sospecha. La comunidad deportiva mundial se enfrenta a una crisis de confianza que exige una investigación profunda y transparente para restaurar la integridad en el deporte. Sin una acción decidida, el legado de estos Juegos quedará empañado para siempre.