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Chile transforma su sistema de pensiones tras 43 años

El Congreso chileno aprueba una reforma que introduce aportes patronales, modifica el rol de las AFP y aumenta la Pensión Garantizada Universal, buscando un sistema previsional más equitativo.

Chile transforma su sistema de pensiones tras 43 años
Chile transforma su sistema de pensiones tras 43 años

El Congreso de Chile ha aprobado una reforma significativa al sistema de pensiones, marcando el fin de más de cuatro décadas de un modelo basado exclusivamente en la capitalización individual. Este cambio, impulsado por el gobierno del presidente Gabriel Boric en colaboración con la oposición de derecha tradicional, busca mejorar las jubilaciones y abordar las desigualdades presentes en el sistema actual.

Uno de los aspectos más destacados de la reforma es la introducción de una cotización adicional del 8.5% a cargo de los intercambios, que se implementará de manera gradual en un período de nueve años. Este aporte se dividirá en un 4.5% destinado a la cuenta individual del trabajador y un 4% al Seguro Social, con el objetivo de fortalecer la solidaridad y mejorar las pensiones, especialmente para las mujeres y grupos vulnerables.

Aunque las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) continúen operando, su funcionamiento será modificado. Se implementará un sistema de carteras de referencia y un esquema de incentivos basado en la rentabilidad obtenida, con el propósito de fomentar una mayor competencia y eficiencia en la gestión de los fondos. Además, se abrirá la posibilidad para que nuevos actores, tanto públicos como privados, participen en la administración de los fondos previsionales.

La reforma también contempla un incremento en la Pensión Garantizada Universal (PGU), que pasará de 214,000 a 250,000 pesos chilenos, beneficiando a un amplio sector de la población jubilada. Este aumento busca proporcionar un piso de protección social más robusto y reducir la brecha de ingresos en la tercera edad.

La aprobación de esta reforma representa un hito en la política chilena, evidenciando la capacidad de diálogo y consenso entre sectores con visiones divergentes. Aunque persisten desafíos en su implementación y en la evaluación de sus efectos a largo plazo, este avance se considera un paso fundamental hacia un sistema previsional más justo y equitativo para todos los chilenos.