Surgen teorías conspirativas tras la tragedia de la DANA en Valencia
La desinformación en redes sociales reescribe las causas de una catástrofe natural
Tras las devastadoras lluvias que azotaron la región de Valencia, dejando más de 200 víctimas mortales, las redes sociales han sido el escenario perfecto para la proliferación de teorías conspirativas que cuestionan las causas del desastre.
A principios de noviembre, un fenómeno meteorológico extremo provocó lluvias torrenciales en el sureste de España, especialmente en la Comunidad Valenciana. En apenas 24 horas, cayó la cantidad de agua equivalente a un año, un evento que dejó un saldo de al menos 224 fallecidos y un rastro de destrucción. Sin embargo, lejos de centrarse únicamente en los hechos, las plataformas digitales se inundaron de publicaciones que señalaban al ser humano como el culpable de estas lluvias devastadoras.
La teoría más extendida sostiene que las precipitaciones fueron "provocadas artificialmente" mediante el uso de técnicas de geoingeniería, una afirmación que carece de base científica. Según el análisis de la plataforma de verificación Maldita.es, hasta ahora se han identificado 102 mensajes desinformativos sobre la tragedia, la mayoría difundidos en redes sociales como Instagram y X (antes Twitter).
Una de las narrativas más populares apunta al uso de tecnología para manipular el clima, vinculando los eventos en Valencia con el programa HAARP, un proyecto de investigación estadounidense enfocado en la ionosfera. A pesar de que HAARP no tiene la capacidad de alterar fenómenos meteorológicos, ha sido objeto de teorías conspirativas durante años. En esta ocasión, se llegó a afirmar que una embarcación cercana a la costa valenciana había generado lluvias artificiales mediante transmisores de alta frecuencia.
El supuesto barco resultó ser la Karadeniz Powership Osman Khan , una central eléctrica flotante propiedad de la empresa turca Karpowership. La agencia AFP desmintió estas afirmaciones, verificando que dicha embarcación lleva anclada frente a las costas de Ghana desde 2019. Sin embargo, el vídeo que relaciona este barco con las inundaciones en Valencia fue replicado en al menos seis idiomas en Europa.
Aunque técnicas de geoingeniería como la "siembra de nubes" con yoduro de plata son empleadas en más de 50 países, incluida España, su capacidad para alterar significativamente el clima es limitada. Según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), esta práctica, en el mejor de los casos, podría incrementar las precipitaciones en un 20%. Sin embargo, no existe evidencia de que estas técnicas hayan sido utilizadas en Valencia antes de la tragedia.
Además de la geoingeniería, otras teorías conspirativas apuntan a factores geopolíticos. Un sector de usuarios en redes sociales llegó a sugerir que Marruecos habría manipulado las condiciones meteorológicas para perjudicar las cosechas españolas y favorecer sus exportaciones agrícolas. Otra narrativa afirma que la retirada de presas en la región agravó las inundaciones, algo que fue desmentido tanto por el Gobierno español como por organizaciones independientes.
El análisis del proyecto AMBER, que documenta barreras fluviales en Europa, muestra que desde el año 2000 se eliminaron únicamente cinco pequeñas presas en la Comunidad Valenciana, todas ellas obsoletas y sin capacidad para almacenar grandes volúmenes de agua.
A pesar de los esfuerzos de organismos como la Aemet y plataformas de verificación para desmentir estas afirmaciones, la desinformación sigue extendiéndose rápidamente, alimentada por la incertidumbre y el impacto emocional de la tragedia. El informe oficial de la Aemet ya había alertado, días antes de las lluvias, sobre la formación de una borrasca con potencial destructivo, una advertencia que quedó registrada en sus sistemas de alerta.
La tragedia en Valencia exponen no solo la vulnerabilidad de las regiones frente al cambio climático, sino también el peligro de las narrativas desinformativas en tiempos de crisis. Aunque las lluvias torrenciales fueron un fenómeno natural, las teorías conspirativas intentaron reescribir los hechos, distrayendo del verdadero desafío: la necesidad de prepararse ante eventos climáticos cada vez más extremos y frecuentes. En un contexto de crisis global, combatir la desinformación es tan importante como mitigar los desastres.