Golpe de estado en Níger
entre intereses extranjeros y la amenaza de intervención armada.
Un grupo de militares, liderados por el General Abdourrahmane Tchiani, llevó a cabo un golpe de estado en Niamey la semana pasada. Este acontecimiento ha tenido repercusiones no solo en la estabilidad de Níger, sino también en toda la región del Sahel. Existe un riesgo real de que esta situación pueda desencadenar una guerra regional con la participación directa de actores externos.
La Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO) ha respondido a este golpe con un ultimátum emitido la semana pasada, con el objetivo de restituir al presidente Mohamed Bazoum en su cargo.
El Consejo Nacional para la Salvaguarda de la Patria (CNSP) ha sido creado por los golpistas, con el fin de combatir la corrupción y abordar los desafíos de seguridad de manera más efectiva. Sin embargo, parece ser que detrás de esta acción se esconden ambiciones de poder y beneficios personales. Parte de la población, cada vez más crítica con un gobierno incapaz de mejorar su bienestar y seguridad, ha mostrado su apoyo al CNSP, mientras que el presidente, exministro de Interior y responsable de represión en el pasado, ha perdido popularidad.
La CEDEAO ha recibido apoyo explícito de Estados Unidos y la Unión Europea, quienes buscan preservar su influencia en la región y evitar que países como Moscú se beneficien de la situación. Sin embargo, la elección del mediador, el líder chadiano Mohamat Deby, ha generado controversia, ya que Chad no es miembro de la CEDEAO y se le percibe como estrechamente vinculado a Francia y al CNSP.
Surgen dudas sobre la capacidad de los 15 miembros de la CEDEAO para desplegar una fuerza militar en Níger. Aunque teóricamente solo Nigeria podría hacerlo, se enfrenta a problemas internos que dificultan su capacidad de intervención. Esto podría dar lugar a un nuevo juego de poder entre potencias internacionales rivales.
En respuesta al golpe, la Unión Europea ha suspendido la ayuda económica y la cooperación en materia de seguridad con Níger, y Estados Unidos ha amenazado con seguir el mismo camino. Esta decisión tendrá consecuencias imprevisibles en términos geopolíticos, ya que la ayuda occidental representa alrededor del 10% del PIB del país, lo que inevitablemente afectará negativamente a sus ciudadanos.
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