Suecia rompe la neutralidad que la ha caracterizado y se une a la OTAN

Tras la agresión rusa a Ucrania, Suecia ha decidido unirse a la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), abandonando su posición de neutralidad que ha mantenido durante más de dos siglos y transformando el escenario de seguridad en el norte de Europa.

La guerra en Ucrania ha desencadenado un cambio significativo en la política de neutralidad sueca. Durante décadas, Suecia optó por mantenerse al margen de conflictos externos, pero la invasión rusa generó una sensación de inseguridad colectiva no experimentada desde la Segunda Guerra Mundial. El primer ministro Ulf Kristersson destacó esta nueva realidad, marcando la adhesión a la OTAN como respuesta a un mundo más peligroso.

El gobierno sueco, tras décadas de neutralidad, ha experimentado una transformación política con el cambio hacia la derecha moderada. El primer ministro Kristersson, al asumir el poder en 2022, impulsó la necesidad de integrarse a la OTAN, desencadenando el respaldo del Parlamento en marzo de 2023. Este cambio también ha llevado a Suecia a reforzar sus fuerzas armadas, con un presupuesto de defensa significativo y la reinstauración del servicio militar obligatorio.

La adhesión de Suecia a la OTAN implica un cambio geográfico en la defensa europea; la posición geográfica de Suecia, con un extenso espacio aéreo desde el Ártico hasta el sur del Báltico, otorga a la OTAN una ubicación estratégica crucial. Además, representa un giro de 180 grados en la política militar sueca. Con una población que, en gran medida, apoya la entrada a la alianza, Suecia se prepara para asumir un papel activo en la seguridad regional.

Sin embargo, el futuro también se ve marcado por la tensión con Rusia, con posibles contramedidas y amenazas por parte del Kremlin. La decisión de Suecia de unirse a la OTAN, en medio de la inestabilidad global, redefine su papel en la seguridad internacional y su capacidad para afrontar desafíos emergentes.