Francia enfrenta crisis política con dimisión de primer ministro

El primer ministro de Francia, Michel Barnier, presentó oficialmente su dimisión al presidente Emmanuel Macron este jueves en el Palacio del Elíseo, tras una breve gestión que lo convierte en el jefe de gobierno más efímero desde la Segunda Guerra Mundial. La decisión fue inevitable después de que una moción de censura en la Asamblea Nacional obtuviera 331 votos, muy por encima de la mayoría absoluta. Macron aceptó la renuncia y solicitó a Barnier y su gabinete continuar de forma interna hasta que se designe un sucesor.

La crisis política en Francia tomó un giro inesperado con esta dimisión. Barnier, quien asumió el cargo en septiembre, se enfrentó a un panorama complicado desde su inicio. La unión de fuerzas entre la izquierda y la extrema derecha evidenció las tensiones dentro del Parlamento, mientras Macron ya había comenzado a trabajar en un posible reemplazo antes de que se votara la moción de censura. Entre los nombres que suenan para el puesto destacan Sébastian Lecornu, actual ministro de Defensa, y François Bayrou, veterano político centrista.

En paralelo, los partidos políticos están reorganizando sus estrategias. La Francia Insumisa, principal fuerza de la izquierda, reiteró su deseo de ocupar el cargo de primer ministro. Mientras tanto, Gabriel Attal, líder del partido Renacimiento, busca construir una "mayoría de no censura" para garantizar un gobierno de transición que funcione hasta el próximo verano.

El desafío ahora recae en Macron, quien debe designar rápidamente a un nuevo líder para encabezar el Ejecutivo. Este jueves por la noche, el presidente se dirigirá a la nación en horario de máxima audiencia para explicar la situación. La presión aumenta, especialmente desde sectores como los ecologistas, que exigen un gobierno alineado con sus valores y propuestas.

Con la crisis aún sin resolver, Francia enfrenta una encrucijada política que podría tener repercusiones a largo plazo. El próximo nombramiento no solo definirá el rumbo inmediato del país, sino que marcará la estrategia del presidente Macron frente a una Asamblea Nacional dividida y con una fuerte oposición.