Economía china convalece ante aumento de COVID-19
Con una enfermedad que hasta ahora se había mantenido bajo control, China no está lista para una oleada de infecciones que podría paralizar sus empresas.
A tres años del inicio de la pandemia por COVID-19 en China, la segunda mayor economía del mundo, recién se está reorganizando para convivir en la nueva normalidad, realizando un importante cambio en sus políticas de restricción.
Ante una serie de protestas sin precedentes en el país asiático, se han suprimido las pruebas previas a muchas actividades, se ha restringido la cuarentena y se ha desactivado una aplicación móvil utilizada para rastrear el historial de viajes de una población de 1,400 millones de personas.
No obstante, aunque cifras oficiales reflejan la disminución de los requisitos de análisis, los expertos en salud han advertido un aumento inminente en los contagios por nuevas variantes de COVID-19.
“El brote actual podría alcanzar su punto álgido en un mes, aunque el fin de la pandemia podría llegar en un plazo de tres a seis meses”, detalla Zhang Wenhong, jefe de un equipo local de expertos.
Con una enfermedad que hasta ahora se había mantenido bajo control, China no está lista para una oleada de infecciones que podría colapsar su sistema sanitario y paralizar sus empresas.
De tal manera, ante la disminución de restricciones, los mercados bursátiles chinos han retrocedido en general y el yuan ha bajado desde el máximo de casi tres meses, pues los inversores temen que el aumento de las infecciones pueda perturbar el consumo y la fabricación.
Dicho así, pocos analistas esperan un repunte rápido del gasto en China, pues la incertidumbre de consumidores y empresas seguirá presente, mientras llega la esperada recuperación.