
La minería de oro devora la Amazonía peruana
La minería de oro en Madre de Dios ha devastado más de 550 hectáreas de ecosistemas vitales, liberando millones de toneladas de CO2.

La minería de oro en la Amazonía peruana está causando estragos en uno de los ecosistemas más cruciales para mitigar el cambio climático: las turberas. Estos humedales, formados por capas de materia orgánica acumulada durante milenios, son esenciales para capturar y almacenar grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2). Sin embargo, un reciente estudio basado en datos satelitales de la NASA revela que en los últimos dos años se ha destruido una superficie equivalente a la perdida en las tres décadas anteriores.
La investigación, publicada en Environmental Research Letters, destaca que más de 550 hectáreas de turberas han sido devastadas, liberando entre 0.2 y 0.7 millones de toneladas de carbono a la atmósfera. Lo más preocupante es que más del 55% de esta destrucción ocurrió en los últimos dos años, superando con creces el daño acumulado desde 1985. Este ritmo acelerado de degradación amenaza con agravar la crisis climática global.
Las turberas amazónicas, compuestas principalmente por humedales de palmeras, tienen una capacidad de captura de CO2 siete veces mayor que la de los bosques tropicales. Su pérdida no solo afecta al equilibrio climático, sino también a la biodiversidad y a las comunidades locales que dependen de estos ecosistemas. La minería, que representa el 9% de la actividad extractiva en la región, podría expandirse al 25% para 2027 si no se toman medidas urgentes.
El estudio también advierte que, de continuar esta tendencia, más de 10 000 hectáreas de turberas podrían desaparecer, liberando hasta 14,5 millones de toneladas de CO2, equivalentes a las emisiones anuales de millones de vehículos. Este escenario subraya la urgencia de proteger estos ecosistemas, cuya capacidad de almacenamiento de carbono apenas comenzó a ser estudiada hace una década.
Además del impacto ambiental, la minería ilegal de oro en Madre de Dios está vinculada a actividades criminales y al financiamiento de grupos ilegales. Las exportaciones de oro ilegal podrían alcanzar un récord de $6,840 millones en 2024, según estimaciones del Instituto Peruano de Economía. A pesar de los esfuerzos por formalizar la minería artesanal, los controles siguen siendo insuficientes, permitiendo que esta actividad continúe sin regulación.
La situación se agrava por la falta de mecanismos efectivos de control y la presencia de actores criminales extranjeros en la minería ilegal. Organizaciones como el Tren de Aragua y Los Lobos operan en la región, aprovechando el lucrativo negocio del oro. Este panorama complejo exige acciones inmediatas para proteger las turberas y evitar que su destrucción tenga consecuencias irreversibles para el planeta.
