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Israel se enfrenta a una delicada situación militar en pleno Año Nuevo judío

Tras el lanzamiento de 180 misiles por parte de Irán, las Fuerzas de Defensa de Israel continúan su ofensiva en El Líbano contra Hezbollah.

Israel se enfrenta a una delicada situación militar en pleno Año Nuevo judío
Israel se enfrenta a una delicada situación militar en pleno Año Nuevo judío

A pocas horas de que comience la festividad de Rosh Hashaná, Israel se encuentra en un estado de máxima alerta. La calma tensa en Tel Aviv contrasta con la reciente ofensiva iraní, que lanzó 180 misiles hacia territorio israelí. Aunque los proyectiles solo causaron daños materiales, la incertidumbre crece mientras se espera la respuesta militar de Israel.

El primer ministro Benjamín Netanyahu, en estrecha colaboración con la Casa Blanca, evalúa junto con el ministro de Defensa, Yoav Gallant, las opciones para responder al régimen iraní. En Washington, las discusiones incluyen al jefe del Pentágono, Lloyd Austin, y al equipo de seguridad del presidente Joe Biden, quienes aseguran que Estados Unidos desplegará todos los recursos necesarios para apoyar a Israel.

Mientras tanto, en el sur de Líbano, la situación se intensifica. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han incrementado su presencia militar en la zona, añadiendo la división 36 para combatir a Hezbollah, organización apoyada y financiada por Irán. Los ataques aéreos israelíes continúan golpeando Beirut y sus alrededores, mientras se desarrollan enfrentamientos aislados en el terreno entre las tropas israelíes y los milicianos de Hezbollah. La operación busca destruir los arsenales, túneles y drones que el grupo terrorista ha acumulado cerca de la frontera con Israel.

"Anoche, Irán cometió un grave error y pagará las consecuencias", afirmó Netanyahu en un mensaje enérgico. Esta guerra no declarada abiertamente entre Israel e Irán se asemeja a una partida de ajedrez, donde ambos lados calculan cada movimiento. La reciente muerte del líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, a manos de Israel, fue uno de esos movimientos clave, y Teherán ha comenzado a replicar.

Pese al éxito defensivo, el ambiente en Israel es de dolor y angustia. En un ataque separado, dos terroristas palestinos asesinaron a siete personas en una estación de tren en Hebrón, Cisjordania. La comunidad israelí, que está acostumbrada a celebrar el Año Nuevo con alegría, lo hará este año con un sentimiento agridulce, sabiendo que la guerra podría prolongarse y traer más víctimas.

Aunque Estados Unidos no coincide completamente con la estrategia de Netanyahu de erradicar a Hamas, Hezbollah y los Hutíes, considera a Israel su principal aliado en la región. Washington, junto con la OTAN y algunos países árabes, como Jordania y Arabia Saudita, apoya el esfuerzo israelí para evitar que Irán logre una ventaja militar significativa en el conflicto.

La coordinación entre Israel y Estados Unidos ha permitido minimizar los daños de los ataques iraníes. Aun así, el reto de abrir múltiples frentes sigue presente. Las lecciones de las guerras anteriores y la experiencia histórica enseñan la dificultad de manejar conflictos simultáneos en varias direcciones, algo que Israel ya experimentó en 1948, 1967 y 1973.

En este contexto, Rusia y China observan desde la distancia. Estos dos actores clave en la escena geopolítica internacional evalúan cómo influir en el curso de los acontecimientos, con Vladimir Putin y Xi Jinping moviendo sus fichas de manera cautelosa.

La ruta hacia Tel Aviv, usualmente congestionada, luce vacía hoy, reflejo del clima de tensión que se vive en Israel. La festividad de Rosh Hashaná, que generalmente es una ocasión de esperanza y reflexión, estará marcada este año por el peso de la guerra y el recuerdo inevitable de los conflictos pasados.